Estela Ferrer.

El cine como arte no cuenta únicamente con un grupo de filmes que han devenido clásicos a lo largo de su historiografía, sino también con figuras que no solo han asumido la dirección de cine, sino, a la vez, las artes visuales. Es el caso de Wong Kar Way y muchos otros directores que se han desdoblado en ambos roles. Y es que el cine en su propia concepción ofrece, además de modelos y cánones útiles a la hora de crear desde la fotografía y el videoarte, paradigmas estéticos y nuevos caminos para el análisis de fenómenos sociales.

A tono con estas reflexiones y préstamos interdisciplinares se ha movido la producción del joven artista Francisco Masó. En la reciente exposición xl’2, realizada como parte del 6to Salón de Arte Cubano Contemporáneo, presentó su proyecto Muestra de Cine 3D. Sin embargo, la relación de Masó con el cine es mucho más antigua. Hagamos un poco de historia.

Aún recuerdo las primeras clases de Teoría de la Cultura cuando arribamos a la Modernidad. En ese entonces, todos quedamos fascinados con la irreverencia patentizada en el período con todos sus paradigmas mezclados en procesos sociales y devenidos como parte de las vanguardias artísticas.

Luego, nos sobrevendría el cúmulo de rupturas y consecuencias estéticas de la Postmodernidad: proponiendo un modo diferente de hacer arte que ponía en crisis aspectos fundamentales de la obra como la perdurabilidad, la originalidad, lo ético, etc; y formulaba conceptos extraestéticos que revelarían la nueva condición artística.

En la era de la información digital, desde inicios de la última década del siglo pasado varios artistas europeos han venido desarrollando un tipo de obra que rebasa el concepto inicial del espectador como un simple observador para convertirlo en un sujeto activo-participativo de la obra. Por supuesto, esta noción ha implicado que las acciones asuman indistintamente los postulados del happening y el performance desarrollado desde mediados del siglo XX.

Partiendo del análisis de la particularidad de estas piezas en 1998 el teórico francés Nicolás Bourriaud, en su condición de curador experimentado de arte contemporáneo, sacó a la luz un texto denominado Estética Relacional que describe un tipo de obra que potencia relaciones humanas a través de estructuras y elementos extraartísticos. A este texto dio continuidad otro bajo el nombre de PostProducción donde ofrece sus criterios sobre las creaciones que se valen de antiguos repertorios visuales, sonoros, etc. para desde las posibilidades que ofrecen las tecnologías digitales construir nuevos productos artísticos.

Bourriaud comprende este término como:

«Post producción» es un término técnico utilizado en el mundo de la televisión, el cine y el video. Designa el conjunto de procesos efectuados sobre un material grabado: el montaje, la inclusión de otras fuentes visuales o sonoras, el subtitulado, las voces en off, los efectos especiales. Como un conjunto de actividades ligadas al mundo de los servicios y del reciclaje, la post producción pertenece pues al sector terciario, opuesto al sector industrial o agrícola de producción de materias en bruto[1].

Precisamente en el trabajo con las asignaciones de nuevos sentidos y resemantizaciones de los códigos visuales es que la propuesta de Francisco Masó se potencia como obra de arte. La producción de Masó no se vuelca sobre el trabajo con  las manifestaciones más tradicionales o en los llamados Nuevos Medios, sino que se perfila hacia otra arista: el consumo cultural.

Sin desatender una concepción anterior de Karl Marx y parafraseo: «la esencia humana es el conjunto de las relaciones sociales»; el proyecto apuesta por un consumidor más activo que si bien acepte los cambios en la oferta cultural, también los analice críticamente; superando así el concepto primero del gusto. Asimismo, el proyecto bebe de las discusiones y la crítica propuesta por la Escuela de Frankfurt a la Industria cultural.

Proyecto Post Postproducción se nutre de las formas digitales de hacer con la finalidad de crear un proyecto que investigue la piratería en Cuba, sus manifestaciones estéticas, forma de presentación y elaboración de los productos, así como los elementos gráficos como títulos, logos e imágenes creadas por las casas productoras para distinguirse de las restantes en el panorama nacional. Por tanto, sin llegar a ser una gran industria, si ha alcanzado gran incidencia en la visualidad cotidiana, y, lo más importante, ha ido moldeando el gusto poblacional en diferentes grupos etarios.

Estos programas, preconcebidos a través de estudios de público y mercado, alcanzan altos rating a nivel mundial. En este país, si bien no se hacen este tipo de estudios, si es innegable su incidencia en varios sectores populares. Precisamente por los modelos deformantes y repetitivos que venden estos programas es que Post… propone erigir una forma consciente de resistencia.

El proyecto contiene varias líneas atendibles: primero, el oportunismo de su creador para aprovechar el amparo legal que brinda nuestro contexto para desarrollar la piratería como una actividad legal. Valiéndose de esta especial circunstancia, Masó consigue -mediante una descarga por antena- series, shows, documentales y novelas que conforman la programación diaria de televisoras extranjeras. Esta acción pone al descubierto no solo cuan frágil es la franja entre la legalidad y la ilegalidad, sino también como la piratería de programas televisivos y su disfrute en el espacio doméstico puede ser no solo un simple consumo sino el final de todo un proceso que pasa por diferentes aspectos y áreas-hasta concepciones de estilo de vida-de procesos sociales y políticos que envuelven la actividad en el manto de lo «normal».

Segundo, la re-funcionalización del espacio institucional, ya que las  galerías han sido convertidas en espacios de intercambio de información como especie de casas productoras. Dicho de otra forma, el artista al entregar a las personas todas estas ofertas -esta acción cuando se desarrolló en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales fue bajo el título de Paquete Semanal– como el Paquete Semanal no establece solo un intercambio de un producto cultural, dilata y expande las funciones para las cuales ha sido concebido el espacio dentro del funcionamiento “cotidiano” de la Institución Arte en Cuba. El Paquete… no se exhibe, no se cuelga como un lienzo o se proyecta como un still de video, solo se pasa de una flash a otra ¿Entonces, cuál es el rol de la galería?

Volvemos al eterno tema de la legitimación, la institución subliminalmente «dice» que eso es arte. Y realmente lo es desde que el artista toma como referencia una práctica y la somete a una investigación. El arte como lenguaje es su herramienta para  quebrar el esquema del vendedor-cliente-consumo. Masó dinamita la circularidad del proceso de recepción y consumo, desde que  conduce desde la propia adquisición al sujeto a re-pensar los productos que le están siendo ofrecidos.

Tercero, el concepto de duración que implica que una práctica doméstica tenga un nuevo alcance y se cargue de otros sentidos. La interacción va generando un acto performático que requiere del visitante para completarse. Es una obra donde lo importante no es el objeto, sino la relación entre los asistentes y el tiempo que transcurre, «la duración».

Cuarto, la estrategia de manipulación. Masó se adentra en la red de consumo de estos materiales para desde ahí construir su obra. Desde adentro de estas nuevas maneras de producir el artista se inserta en el espacio del consumo social empleando las mismas técnicas y productos que las casas productoras: el soporte de CD o DVD, las opciones del Paquete Semanal y los slideshow entre los capítulos para dar promoción a obras anteriores de su autoría. Al montarse en esta plataforma ya estructurada y aceptada por los consumidores consigue que su arte se sume a la red de consumo al apropiarse de sus códigos: la post producción de signos y referentes ya creados por otros; espacio en el cual inscribe su arte para desde esta misma estética proponer un enjuiciamiento crítico de las fórmulas mismas del producto.

La operatoria de Masó, entonces, cobra sentido en la transfiguración del artista en productor y en el marco del gusto popular. O sea, en vez de un vendedor de discos encontramos a un artista que intenta crear un acercamiento de nuevo tipo al producto y de la casa o espacios urbanos como los portales o locales en renta, se pasa a un espacio institucionalizado. A la vez, desde el juego y la ironía, la propuesta le permite hacer un estudio de la piratería y proponer una reflexión sobre su impacto en la percepción colectiva. En este sentido, funge Proyecto Post PostProducción como una suerte de bumerang, al rebasar el simple divertimento y promover en el consumidor una especie de concientización del producto y de las estrategias estéticas pre-configuradas para su éxito.

Ahora el salón fue el marco para que nuevamente el cine fuera el punto de partida para su trabajo. Muestra de Cine 3D propone una nueva lectura de la historia del cine y presenta en 3D grandes clásicos del séptimo arte: Intolerancia, de David W. Griffith; Metrópolis, de Fritz Lang; El gran dictador, de Charles Chaplin, entre otras más contemporáneas como La ola, de Dennis Gansel. Propone entonces el artista una sustitución en vez del cine comercial, conocido como de clase B; Masó apuesta por las películas sin las cuales no puede contarse la historiografía cinematográfica. Hay en esta selección además una intervención clara en el consumo cultural y, por consecuencia, también una redirección del gusto. Otra arista interesante es que el ciclo discursa acerca del poder, las diferentes maneras en que puede ser ejercido y las consecuencias que trae para las masas la no aceptación del otro o el resurgimiento de los patrones de los regímenes totalitarios. Estos son apenas unos apuntes sobre su trabajo, esperemos a ver qué nos depara el futuro. Tiempo al tiempo.

Referencias
[1] Bourriaud, Nicolás: Post producción. La cultura como escenario: modos en que el arte reprograma el arte contemporáneo. Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, 2007, p. 2.
Notas
Este texto fue publicado originalmente en Noticias Arte Cubano.